jueves, 15 de marzo de 2012

Una buena motivación, es importante...

¿Y A TÍ QUE TE MOTIVA?  


Consejos para el máximo aprovechamiento de los frutos secos:

Consejos para el máximo aprovechamiento de los frutos secos:

 • Los frutos secos son uno de los mejores alimentos para llevar siempre a mano, comer entre horas y tener energía para hacer ejercicio.
 • En pequeñas proporciones, ofrece beneficios sobre el cuerpo que permiten mantener el rendimiento físico durante el esfuerzo.
 • Idóneos en deportes de gran esfuerzo, largas caminatas de varias horas o pruebas deportivas de gran duración. En el caso del corredor tiradas largas. 
 • Indicados sobre todo en épocas de mucho frío, ya que su elevado aporte calórico y en hidratos de carbono ayudan a las necesidades energéticas de los deportistas, ayudándoles a combatir el frío.
 • Son una buena alternativa para recuperarse tras la actividad física, sobre todo, consumidos en galletas o en salsas de pastas, por ejemplo.


 • Las nueces, almendras, pipas de girasol y avellanas son perfectos para la recuperación muscular.
 • Han de ser consumidos sin cáscara y sin cocción, pues con este proceso pueden modificarse algunas propiedades nutricionales.
 • Una porción de 30 g (entre 5 y 10 unidades) posee unas 120 kcal y ofrece gran cantidad de nutrientes beneficiosos para la salud. Puede sustituir a una cucharada de aceite y aprovechar sus virtudes en una ensalada, o como tentempié de bolsillo fácil de trasladar.
 • Gran mayoría de platos admiten la incorporación de frutos secos. Desde las ensaladas, los platos de arroz o pasta, hasta las carnes, los pescados o los postres. Además muchas de ellas son rápidas y sencillas de preparar.
  Son un buen complemento de la dieta si se consumen crudos y enteros en cualquier momento del día. Siempre con moderación.
 • Es fundamental masticarlos suficientemente para que no sean indigestos. Para una buena digestión conviene comerlos crudos o poco tostados (no fritos) y no ingerir más de 50 g por día.
  El deportista ha de incorporar de forma progresiva estos alimentos en su dieta dada su riqueza en grasas. En dosis adecuadas pueden adelgazar.
 • Su consumo es bueno para el corazón, mantener a raya el colesterol y la presión arterial, regular el tránsito intestinal e incrementar la sensación de saciedad.


(Fuente: Corricolari)

martes, 6 de marzo de 2012

Mascota de "Elcorredorcobarde"

En "Elcorredorcobarde" estamos de enhorabuena. A partir de hoy tenemos mascota oficial:
Se llama "Run Coward" , y representa todos nuestros valores...Bueno, solo dos: es corredor y algo cobarde.

lunes, 5 de marzo de 2012

Asamblea del Club Atletismo Torre-Pacheco

Junta directiva del club, en  la asamblea
         El pasado sábado, tuvo lugar la asamblea de socios del club de atletismo Torre-Pacheco. 
         Entre otros temas, se debatieron el estado de cuentas del club, siendo este, aprobado por la totalidad de los socios asistentes.A destacar también el debate surgido en dicha asamblea, sobre la posibilidad de que el Consistorio municipal, diera el visto bueno al club, para que se pudiera hacer uso de los terrenos del radar, y así poder realizar allí los entrenamientos de los socios y demás atletas de la localidad, corriendo a cargo del club, la adecuación de los terrenos mencionados, para poder efectuar los entrenamientos.
Componente de la directiva en plena meditación



sábado, 3 de marzo de 2012

Esos locos que corren....

Yo los conozco bien......
      Este texto de Marciano Duràn, escritor y corredor uruguayo, se ha convertido en una oda al corredor popular.Merece la pena oirlo, recitado de su propia voz,es algo con lo que todos nos identificamos. 
      Es , simplemente: PERFECTO



ESOS LOCOS QUE CORREN
Yo los conozco.
Los he visto muchas veces.
Son raros.
Algunos salen temprano a la mañana y se empeñan en ganarle al sol.
Otros se insolan al mediodía, se cansan a la tarde o intentan que no los atropelle un camión por la noche.
Están locos.
En verano corren, trotan, transpiran, se deshidratan y finalmente se cansan… sólo para disfrutar del descanso.
En invierno se tapan, se abrigan, se quejan, se enfrían, se resfrían y dejan que la lluvia les moje la cara.
Yo los he visto.
Pasan rápido por la rambla, despacio entre los árboles, serpentean caminos de tierra, trepan cuestas empedradas, trotan en la banquina de una carretera perdida, esquivan olas en la playa, cruzan puentes de madera, pisan hojas secas, suben cerros, saltan charcos, atraviesan parques, se molestan con los autos que no frenan, disparan de un perro y corren, corren y corren.
Escuchan música que acompaña el ritmo de sus piernas, escuchan a los horneros y a las gaviotas, escuchan sus latidos y su propia respiración, miran hacia delante, miran sus pies, huelen el viento que pasó por los eucaliptos, la brisa que salió de los naranjos, respiran el aire que llega de los pinos y entreparan cuando pasan frente a los jazmines.
Yo los he visto.
No están bien de la cabeza.
Usan championes con aire y zapatillas de marca, corren descalzos o gastan calzados. Traspiran camisetas, calzan gorras y miden una y otra vez su propio tiempo.
Están tratando de ganarle a alguien.
Trotan con el cuerpo flojo, pasan a la del perro blanco, pican después de la columna, buscan una canilla para refrescarse… y siguen.
Se inscriben en todas las carreras… pero no ganan ninguna.
Empiezan a correrla en la noche anterior, sueñan que trotan y a la mañana se levantan como niños en Día de Reyes.
Han preparado la ropa que descansa sobre una silla, como lo hacían en su infancia en víspera de vacaciones.
El día antes de la carrera comen pastas y no toman alcohol, pero se premian con descaro y con asado apenas termina la competencia.
Nunca pude calcularles la edad pero seguramente tienen entre 15 y 85 años.
Son hombres y mujeres.
No están bien.
Se anotan en carreras de ocho o diez kilómetros y antes de empezar saben que no podrán ganar aunque falten todos los demás.
Estrenan ansiedad en cada salida y unos minutos antes de la largada necesitan ir al baño.
Ajustan su cronómetro y tratan de ubicar a los cuatro o cinco a los que hay que ganarles.
Son sus referencias de carrera: “Cinco que corren parecido a mí”.
Ganarle a uno solo de ellos será suficiente para dormir a la noche con una sonrisa.
Disfrutan cuando pasan a otro corredor… pero lo alientan, le dicen que falta poco y le piden que no afloje.
Preguntan por el puesto de hidratación y se enojan porque no aparece.
Están locos, ellos saben que en sus casas tienen el agua que quieran, sin esperar que se la entregue un niño que levanta un vaso cuando pasan.
Se quejan del sol que los mata o de la lluvia que no los deja ver.
Están mal, ellos saben que allí cerca está la sombra de un sauce o el resguardo de un alero.
No las preparan… pero tienen todas las excusas para el momento en que llegan a la meta.
No las preparan…son parte de ellos.
El viento en contra, no corría una gota de aire, el calzado nuevo, el circuito mal medido, los que largan caminando adelante y no te dejan pasar, el cumpleaños que fuimos anoche, la llaga en el pie derecho de la costura de la media nueva, la rodilla que me volvió a traicionar, arranqué demasiado rápido, no dieron agua, al llegar iba a picar pero no quise.
Disfrutan al largar, disfrutan al correr y cuando llegan disfrutan de levantar los brazos porque dicen que lo han conseguido.
¡Qué ganaron una vez más!
No se dieron cuenta de que apenas si perdieron con un centenar o un millar de personas… pero insisten con que volvieron a ganar.
Son raros.
Se inventan una meta en cada carrera.
Se ganan a sí mismos, a los que insisten en mirarlos desde la vereda, a los que los miran por televisión y a los que ni siquiera saben que hay locos que corren.
Les tiemblan las manos cuando se pinchan la ropa al colocarse el número, simplemente por que no están bien.
Los he visto pasar.
Les duelen las piernas, se acalambran, les cuesta respirar, tienen puntadas en el costado… pero siguen.
A medida que avanzan en la carrera los músculos sufren más y más, la cara se les desfigura, la transpiración corre por sus caras, las puntadas empiezan a repetirse y dos kilómetros antes de la llegada comienzan a preguntarse que están haciendo allí.
¿Por qué no ser uno de los cuerdos que aplauden desde la vereda?
Están locos.
Yo los conozco bien.
Cuando llegan se abrazan de su mujer o de su esposo que disimulan a puro amor la transpiración en su cara y en su cuerpo.
Los esperan sus hijos y hasta algún nieto o algún abuelo les pega un grito solidario cuando atraviesan la meta.
Llevan un cartel en la frente que apaga y prende que dice “Llegué -Tarea Cumplida”.
Apenas llegan toman agua y se mojan la cabeza, se tiran en el pasto a reponerse pero se paran enseguida porque lo saludan los que llegaron antes.
Se vuelven a tirar y otra vez se paran porque van a saludar a los que llegan después que ellos.
Intentan tirar una pared con las dos manos, suben su pierna desde el tobillo, abrazan a otro loco que llega más transpirado que ellos.
Los he visto muchas veces.
Están mal de la cabeza.
Miran con cariño y sin lástima al que llega diez minutos después, respetan al último y al penúltimo porque dicen que son respetados por el primero y por el segundo.
Disfrutan de los aplausos aunque vengan cerrando la marcha ganándole solamente a la ambulancia o al tipo de la moto.
Se agrupan por equipos y viajan 200 kilómetros para correr 10.
Compran todas las fotos que les sacan y no advierten que son iguales a las de la carrera anterior.
Cuelgan sus medallas en lugares de la casa en que la visita pueda verlas y tengan que preguntar.
Están mal.
-Esta es del mes pasado- dicen tratando de usar su tono más humilde.
-Esta es la primera que gané- dicen omitiendo informar que esa se la entregaban a todos, incluyendo al que llegaba último y al inspector de tránsito.
Dos días después de la carrera ya están tempranito saltando charcos, subiendo cordones, braceando rítmicamente, saludando ciclistas, golpeando las palmas de las manos de los colegas que se cruzan.
Dicen que pocas personas por estos tiempos son capaces de estar solos -consigo mismo- una hora por día.
Dicen que los pescadores, los nadadores y algunos más.
Dicen que la gente no se banca tanto silencio.
Dicen que ellos lo disfrutan.
Dicen que proyectan y hacen balances, que se arrepienten y se congratulan, se cuestionan, preparan sus días mientras corren y conversan sin miedos con ellos mismos.
Dicen que el resto busca excusas para estar siempre acompañado.
Están mal de la cabeza.
Yo los he visto.
Algunos solo caminan… pero un día… cuando nadie los mira, se animan y trotan un poquito.
En unos meses empezarán a transformarse y quedarán tan locos como ellos.
Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran.
Pican, frenan y vuelven a picar.
Me parece que quieren ganarle a la muerte.
Ellos dicen que quieren ganarle a la vida.
Están completamente locos.
Marciano Durán
Marzo 2008

jueves, 1 de marzo de 2012

Nueva sección: cobarde del mes

A petición de los lectores, el honor de ser elegido: "Corredor cobarde del mes", se hará por votación popular.
Teneis hasta fin de mes para votar por vuestro favorito...